Forjando a la araña

Evans observaba a su reciente grupo de reclutas, aún no entendía que utilidad podían tener esos marines tan corruptos para los planes de su señor pero aún así si quería que esas abominaciones trabajaran con él pues debía observarles para así poder saber como mejor utilizarles.

El Heraldo Silen el comentó que esos marines caídos eran de una secta conocida como Arrasadores por el Imperio. Él mismo conocía ese nombre pero jamás había visto a ninguno de ellos. Eran del volumen de un marine con armadura de exterminador pero no se parecían en nada a ellos. La armadura de estos tres arrasadores eran de todo menos armadura de exterminador, parecía un amasijo de hierro como orgánico, venas latentes recorrían toda la superficie de la armadura y en cada momento parecían cambiar de forma según los marines caminaban pesadamente.
Se llamaban asi mismo la tríada de Sargan, Evans sabía que Sargan fue un mundo devastado por los guerreros de hierro durante la Herejía de Horus, los rumores contaban que esos guerreros de hierro eran de la cuarta compañía de la legión y que luchaban ayudados por híbridos mitad máquina mitad demonio. Costaba creer que hubieran aplastado a los miles de marines que se mandaron contra ellos y que el mundo desapareciera misteriosamente del universo y así se lo dejó caer a la Tríada.

- Apóstol Oscuro Evans – dijo el que se hacía llamar Rubin y que era el único que le había hablado – Su falta de fe en nuestras habilidades empieza a resultarnos molesta.

Evans había empezado a pensar que los tres se comunicaban usando alguna habilidad psíquica porque nunca hablaban entre ellos y sin embargo Rubin casi siempre hablaba en nombre de los tres.

- Lo siento Rubin – se disculpó el apóstol, que de sobra sabía ya como tratar con las criaturas de la disformidad - pero es que os negáis a demostrarme vuestras habilidades y eso me hace pensar en si no se habrá equivocado el heraldo Silen.

- Tranquilo Apóstol - dijo Rubin - Mis hermanos ya lo tienen todo listo para una demostración pero la condición es que debes permanecer quieto donde estás porque no se puede romper el círculo,

- ¿Qué círculo? - preguntó Evans mirando a su alrededor y entonces vio que los otros dos arrasadores habían rodeado la zona donde estaban ellos tres a unos metros de Evans con una serie de dibujos rúnicos - ¿Vais a invocar a un demonio?

Rubin asintió y se puso al lado de sus hermanos y avanzaron hacia el montón de chatarra que había en medio del círculo, en algún momento había sido un leman russ por el armamento que podía ver entre los restos pero hacia tiempo que había dejado de ser útil, pudo ver algo en lo que antes no se había fijado; una chica yacía allí desnuda e inconsciente.

Tanus, el segundo hermano al que había conocido y que ni le dirigió una mirada se acercó a la chica y Evans se quedo sin palabras al ver como el brazo de Tanus se convertía en una espada sierra de hermosa manufactura y con ella atravesaba la fina piel de la chica que despertó y chilló horriblemente.

Los tres hermanos empezaron a cantar y esa fue la primera vez que Evans tuvo constancia de que los otros dos podían hablar. Las nubes parecieron cubrir toda la zona y una lluvia caliente empezó a caer, Evans vio que era Sangre y no agua lo que caía. Tembló al pensar en lo que estaban invocando.

De pronto la realidad pareció rasgarse y apareció una criatura enorme de más de 4 metros con un cuerpo humanoide tremendamente musculoso, en su mano izquierda llevaba un látigo de fuego y en la derecha un hacha de bronce, de su espalda salían dos alas de murciélago enormes pero lo más horrible era su rostro que era el de una especie de perro monstruoso y sus ojos ardían como dos ascuas.

- ¿Cómo osáis arrastrarme a vuestra realidad? - gruñó a la mente de los presentes - Voy a destruiros a vosotros y a este mundo donde me habéis soltado antes de volver a casa.

Rubin señaló con su mano al devorador de almas y mientras su mano avanzaba Evans pudo ver como el brazo se convertía en dos rifles de plasma y abrieron fuego contra el demonio que retrocedió ante la sorpresa, Tanus convirtió el brazo que antes había sido una espada en un bolter pesado y comenzó a disparar rafagas contra el devorador de almas para frenar su avance pero llegó hasta él y le golpeó brutalmente con el hacha arrancando el bolter pesado y parte del pecho de Tanus que cayó pesadamente al suelo.

Sanoe gruñó cuando su pecho se abrió y comenzó a salir un cañón de fusión que disparó contra el demonio que se tambaleó cuando el brazo de su hacha fue desintegrado por ese disparo, lanzó su látigo contra Sanoe que cayó de rodillas ante el impacto pero se incorporó rápidamente mientras disparaba con su brazo izquierdo que ahora era un cañón automático, a esos disparos se unieron los de Rubin que también había sacado de su pecho un cañón segador y juntos hicieron que el demonio diera unos pasos hacia atrás pisando a la chica moribunda.

- ¿De verdad creéis que podéis acabar conmigo? - gruñó el ensangrentado demonio - Volveré y me vengaré.

- Lo dudo - dijo Tanus en pie no solo con su brazo amputado regenerado si no con un cañón láser que salía de su pecho lleno de runas apuntando al demonio - Ahora eres nuestro juguete.

El demonio recibió el impacto del láser y explotó en mil pedazo. La esencia del demonio pareció flotar en medio de la chatarra y los tres hermanos empezaron a cantar. Las partículas luminosas empezaron a entrar dentro de la chatarra y de pronto la lluvia paró y solo el canto de la Tríada se escuchaba.

Evans estaba asombrado, nunca había visto a nadie que no fuera un poderoso príncipe demonio o un señor de capítulo apoyado por sus tropas acabar con un gran demonio con semejante facilidad. Ahora entendía porque Silen le había mandado a por ellos.

Los hermanos se cayaron y Rubin avanzó hacia Evans que habló en cuanto le tenía al lado.

- Rubin, eso ha sido impresionante - dijo Evans - Ahora entiendo la leyenda de poder que tenéis los arrasadores, porque sois tan valiosos y para que os quiere Silen

- Aún no lo entiendes - dijo Rubin señalando atrás - Silen nos quiero por algo más.

La chatarra comenzó a retorcerse y una extraña forma comenzó a formarse. La torreta del tanque pareció cambiar y se formó una especie de cuerpo metálico y una cara se sibujó en lo que antiguamente era la escotilla. Entonces ese cuerpo metálico se levantó, la chatarra se había unido formando 4 patas en las que se apoyaba la abominación. Dos enormes pinzas remataban el cuerpo de esa cosa que agarró con una pinza y agarró el cañón de batalla y se lo clavó en la parte intermedia de su cuerpo y el metal pareció moverse para que el cañón se uniera. La criatura disparó hacia el lejano monte y la explosión fue tremanda. La munición parecía una bola de energía en lugar de los cañonazos normales.

Evans estaba sin palabras.

- Eso es lo que mejor hacemos - dijo Rubin - Y eso es lo que haremos para ti. Te presento al primero de tu profanadores, Zadio.

Evans sonrió debajo de su casco y se prometió no volver a dudar de Silen.

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