992.M41 Escaramuza en Tankou

El planeta Tankou estaba completamente asediado por el Imperio y era cuestión de tiempo que las fuerzas del caos acabasen siendo derrotados pero aún así harían sufrir a los imperiales cada palmo de terreno recuperado. El abrumador número imperial no era una ventaja debido a su necesidad de mantener intactas las ciudades-manufacturum y eso permitía que las fuerzas del caos pudieran hostigarlos y causarles daños en pequeñas escaramuzas.

Maximiliano el paladín exterminador al frente de uno de estos grupos hostigadores llevaba uno muy reducido pero eso no importaba porque ellos eran tropas de elite y les acompañaba basura humana y no muerta sacrificable para absorber los disparos.

Las tropas de asalto inquisitoriales avanzaban vigilantes por las calles de la ciudad y por ello cuando el cultista Sam giró la esquina fue rápidamente desintegrado por un disparo de plasma.



Los elegidos Tun, Andio y Curcho intentaron cruzar en busca de cobertura mientras se acercaban más a la posición imperial, sin embargo, en cuanto salieron de su escondite una serviarma comenzó a disparar indiscriminadamente contra ellos impactando en Tun y aunque este disparo no logró más que hacer perder el equilibrio al paladín fue suficiente para que una soldado de las tropas de asalto fijara el objetivo y fundiera con plasma al paladín.

Los cultistas Pipe y Josua acompañados del elegido Serpis rodearon a una patrulla de tres soldados de asalto y a base de fuego automático y de bólter acabaron con ellos sin piedad antes de que pudieran revelar su posición.

Cuandolos elegidos Andio y Curcho se aproximaron más hacia el inquisidor que lideraba la patrulla, alguien a quien las comunicaciones habían identificado como Maethius, este reaccionó rápidamente gracias a sus habilidades aumentadas psíquicamente y de un solo disparo de su pistola de plasma acabó con el elegido Curcho.

Sifilus apareció delante del exterminador caballero gris Daethius, el segundo del inquisidor, que disparó inmediatamente contra él con su bólter de asalto, sin embargo, no causó daños al supurante marine. Esto obligó al valiente caballero a cargar contra el marine de plaga rajando la armadura como si fuera papel con su arma némesis, sin embargo, el Padre Nurgle había puesto sus ojos en su paladín e hizo que la herida no fuera mortal.

En el otro lado del pasillo una de las escoltas inquisitoriales disparó su plasma contra los zombies que se le aproximaban logrando abatir a uno de ellos.

El combate de Sifilus y Daethius podría haber acabado mal para el marine de plaga pero Egnaeta, un marine que perdió su alma hacía mucho tiempo a manos de un demonio cargó contra la espalda del exterminador y con sus sobrenaturales garras asesinó al caballero gris. El poseído continuó corriendo mientras Sifilus profanaba la semilla genética del caído caballero echando el pus de sus heridas sobre las heridas del caído.

Los escoltas del inquisidor dispararon contra Egnaeta y Sifilus con sus rifles de plasma en fuego rápido logrando hacer caer a Sifilus entre convulsiones mientras que Egnaeta fue convertido en poco más que una masa sanguinolenta con un brazo afilado que el demonio residente mantenía unido y avanzando hacia sus enemigos.

El paladín exterminador Maximiliano logró acercarse por fin al inquisidor disparando contra él su bólter pero no logrando impactar, quedaron trabados en combate cuerpo a cuerpo sin lograr hacerse ningún tipo de daño debido a la agilidad superior del inquisidor por un lado y la protección arcana de la armadura de Maximiliano.

Tras unos segundos donde el inquisidor parecía llevar ventaja e impactar varias veces sobre el exterminador, finalmente este logró un golpe certero que decapita al inquisidor.

Los cultistas acabaron con otro guardia de asalto y la serviarma mientras intentaban reunirse con Maximiliano que ha continuado avanzando por el pasillo aplastando contra la pared la cabeza de otro escolta.

Otro soldado de asalto que estaba en el camino de Maximiliano disparó a bocajarro su rifle de plasma que se sobrecalentó haciendo que en la cara de Maximiliano, debajo de su casco, apareciera una sonrisa ante la idea de aplastar con sus manos a otro humano más... pero esa fue su perdición pues no detectó al soldado que llegó corriendo por la esquina y que disparó su rifle infernal a través de una de las muecas que el inquisidor había dejado en la armadura del exterminador haciendo que Maximiliano cayera fulminado al instante pero la alegría de ambos soldados no duró demasiado pues el elegido Andio había llegado hasta ellos y abatió al asesino de Maximiliano de un solo disparo de su bólter que llenó al superviviente de restos de sesos y hueso craneal.

El último superviviente corrió hacia el paladín con la célula de su rifle sobrecalentada para inmolarse, sin embargo, nunca llegó a su destino pues el paladín logró abatirle a tiempo con su bólter.

El elegido Andio se acercó, seguido de cerca por los cultistas Pipe y Josua, al cuerpo del caballero gris que había empezado a moverse. Cuando llegaron a su lado Sifilus también se levantó y les indicó que se tranquilizaran que Egnaeta había elegido un nuevo cuerpo.

Sifilus se fue acercando a cada cuerpo humano muerto y lo corrompió con su enfermedad, lo que haría que pronto se levantaran como zombies para seguir distrayendo a las tropas imperiales mientras ellos se dirigían a su ruta de escape.

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